Por Gastón Pérgola - gpergola@elpais.com.uy
El Facal es de los bares más antiguos del Centro ¿cuál es su historia?
Hoy es el bar más antiguo del centro, desde que cerró el Café Brasilero. La historia comenzó en 1882, cuando mis tatarabuelos se instalaron con una fábrica de chocolates y dulce de membrillo. Estuvieron sesenta años hasta que por distintas circunstancias nadie siguió y el local se arrendó a una persona que abrió un boliche, llamado El Facal. Al tiempo el hombre no quiso seguir con el negocio pero mi viejo, que era dueño del local, lo continuó. El bar tiene 65 años de historia y nosotros somos los gerenciadores desde hace 25 años. Hoy lo manejo yo, y mi padre todavía sigue en la vuelta.
¿Desde cuándo queda usted al frente del negocio?
En 2004 tomé la decisión de dedicarme exclusivamente al bar. Pero lo vengo mamando desde mi niñez. Las conversaciones durante las cenas en casa no eran otra cosa que hablar del bar. Escuchaba todo el tiempo discusiones sobre qué hacer con El Facal, sobre todo en épocas de crisis. Con doce años atendía la caja, era lo que más me divertía. Después empecé a estudiar facultad de Ciencias Económicas, me recibí de contador y comencé a trabajar en la consultora KPMG, hasta que tomé la decisión de dedicarme de lleno al negocio familiar. Y no me arrepiento. Lo pensé mucho porque un negocio familiar es complejo, tiene pros y contras.
¿Cómo cuáles?
Y... te das cuenta que no es tan fácil tomar decisiones como cuando uno es empleado o depende de otro. Hay más sentimientos de por medio. Y lo bueno es que, mal o bien, estás al lado de tu familia, es una excusa para verse y estar todos juntos.
Están en una zona privilegiada de Montevideo. ¿Le han hecho ofertas para comprar el local?
Ha venido mucha gente con ofertas. Pero nunca nos planteamos vender. Tampoco recibimos una oferta tentadora. Sería muy difícil vender acá, tendría que hacerlo sabiendo en qué voy a invertir después, no puedo quedarme quieto.
¿Cuánto le han ofrecido por esta esquina?
Por el local llegaron a ofrecer US$ 2 millones. Es muchísima plata que no tengo, pero de todos modos prefiero el ingreso que me da el bar durante todos los meses y seguir con el negocio de mi viejo.
¿Cómo ve al Centro hoy en día? ¿Cree que está en decadencia?
Después de haber atravesado una profunda crisis creo que viene en ascenso. Es verdad que hay cosas que lo fueron matando. Los vendedores ambulantes, los recolectores de residuos, el cepo y el estacionamiento tarifado. Todas estas cosas lo fueron transformando en un caos y hoy resulta muy incómodo ir al centro. La Intendencia recién está empezando a dar señales de vida y a escucharnos.
La llegada de los shopping centers también mermó la actividad en la zona...
Sí, es así, pero igual nos ha perjudicado también producto de la pasividad de los comerciantes del Centro. Hemos perdido con los shopping, pero también porque nosotros dejamos que así fuera.
¿Qué aspectos básicos debe mejorar el barrio?
La limpieza, la seguridad, la iluminación y, sobre todo, la comunicación. Desde el grupo de empresarios del Centro estamos elaborando un plan estratégico para mejorar estos aspectos. La imagen hoy no es buena e incluso tiene mala propaganda. Queremos mejorar la comunicación. Lo que pasa es que al centro no hay nadie que lo defienda, porque como no es de nadie, y al mismo tiempo es de todos, nadie se hace cargo. El objetivo es recaudar US$ 20.000 al mes entre los comerciantes de la zona para darle un rumbo profesional a la comunicación; es decir, contratar a un especialista que sea el gerente de marketing, hacer publicidad y pautar en medios. Hay que empezar a levantar al Centro de una vez.
¿Qué aspectos reclamaría al gobierno municipal?
Está fallando mucho la inspección general de la Intendencia y abunda el informalismo. No es posible que haya vendedores ambulantes frente a un local formal vendiendo el mismo producto. Hay que desterrar todos los canales informales. ¿Por qué yo tengo que pagar más que una persona que se me instala en frente a mi local y no cumple con las normas del BPS? Y yo como un Carlitos tengo que cumplir con todo y todavía dos por tres vienen directo a buscarme una multa. No es justo, la ley debe ser pareja para todos. No sirve castigar sólo al comercio formal. Acá está lleno de bares y restaurantes que abren y cierran en menos de un año.
Una fuente de amor con mil candados
¿Cuál es la historia de la fuente de los candados ubicada en la vereda?
Es increíble. Hace años compramos en México esta fuente, de piedra volcánica, para colocarla afuera del bar. Con el tiempo vimos como de un día para el otro la fuente se empezó a llenar de candados, uno al lado del otro. Al principio no teníamos ni idea, a tal punto que los mandé sacar. Pero seguían apareciendo. Busqué información y descubrí que en Roma había algo similar, que eran candados del amor. La gente eligió esta fuente para expresar su amor. Hay más de mil candados, atrae a muchos turistas. Tienen que haber más tonterías como esta.
¿Qué cantidad de clientes, en promedio, pasan por acá?
En los tres turnos que tenemos pasan unas 900 personas. Abrimos veinte horas al día. Si bien es una cifra importante, no te olvides que muchos sólo consumen café y se van. Eso baja el precio promedio del ticket. El café es de lo que más vendemos. Hay que vender mucho café para que cierren los números.
¿Quiénes vienen?
El 60% del público nuestro viene todos los días. Vienen del ámbito empresarial, político y artístico. Desde José Mujica a Pedro Bordaberry. Es un bar apolítico. Hay gente que va a otros restaurantes del centro y no entra al Facal, porque ve una barrera cultural que lo inhibe y piensa que es caro. También vienen muchos turistas, que son clientes interesantes y que captamos muy bien. Cuando un turista viaja quiere comer bien pero además busca lugares con tradición, con historia como este.
The paradox of insular language
Hace 1 año
No hay comentarios:
Publicar un comentario