FUENTE: Juan Carlos Valda
Un artículo de Harvard Business Review trae a la mesa un interesante tema para el mundo del marketing: el éxito de los minoristas o emprendedores en los países emergentes.
Para los autores del texto, Guillermo D’Andrea, David Marcotte y Gwen Dixon Morrison, de nada vale crear grandes planes de marketing si no se sabe cómo responden los consumidores en los pasillos de las pequeñas tiendas.
De no saberlo, somos vulnerables a la competencia. Los emprendedores son quienes mejor saben qué necesitan, qué anhelan y cómo compran los consumidores.
El olfato de un emprendedor
Los emprendedores saben conquistar a los consumidores siguiendo ciertas reglas que pueden aplicarse a todo el mundo del marketing. Conócelas.
Registran los detalles
Llevan un registro puntual del consumo de cada cliente. Esto ayuda a detectar sus gustos y anticiparse a sus necesidades. Así, pueden mostrarle las opciones que seguramente tienen en mente, antes de que lo pidan.
En el sentido más amplio del marketing esto equivale un análisis detallado de mercado.
Dejan que “prueben”
Ofrecer una “muestra” es una herramienta de mercadotecnia bastante efectiva para conquistar nuevos clientes. Se trata de una oportunidad para que el consumidor conozca sus productos.
Ésta es una estrategia aplicable en el mundo del micro y macro mercado.
Ofrecen una experiencia
Una experiencia incluye mercadotecnia sensorial. Esto significa manejar colores, luces, aromas, etcétera. Integrar todas esas sensaciones a una oferta, de tal forma que conquiste los sentidos de los consumidores.
En el marketing, esto comienza desde lo básico: la decoración de las grandes tiendas.
Ganar la confianza
Las grandes tiendas constantemente dicen “tenemos lo que necesitas”. El emprendedor entiende que eso es más que un producto y gana la confianza comenzando con una buena atención y no descuidando ningún detalle en la experiencia de compra.
Algo a seguir para las grandes multinacionales.
Habla el mismo idioma
Un error común de los profesionales del marketing es que explican las cosas utilizando términos técnicos que la mayoría desconoce. Esto hace sentir incómodo al cliente pues no comprende en qué consiste la solución que le proponen.
El emprendedor habla el mismo lenguaje, presenta soluciones puntuales y, sobre todo, dice cuál es la finalidad real de cada producto.
Que no se vaya enojado
Existe un dicho que dice “un cliente feliz se lo dirá a una o dos personas, y uno infeliz se lo hará saber a 10 personas”. El minorista da la oportunidad de expresar su malestar, demuestra preocupación por ayudarlo y ofrece soluciones inmediatas, como la reposición del producto o un descuento en su próxima compra.
¿Sientes que se aplica esto en el mundo del marketing en general?
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The paradox of insular language
Hace 1 año
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