A base de cheques, el Brasileirao disfrutó de las últimas definiciones del astro Ronaldo, se da el lujo de pagarle US$ 1,5 millones ¡por mes! a Neymar para que vista la camiseta de Santos, le entrega 375 mil billetes norteamericanos a Deco y Fred en Fluminense, cerca de 225 mil al argentino Andrés D'Alessandro (Inter de Porto Alegre) y US$ 25 mil por partido a Juninho Pernambucano (Vasco). Lejos de contenerse, el aluvión de estrellas se acrecentó en los últimos días: a la mencionada negociación por Riquelme (Román habría dado el visto bueno y se especula con un salario de US$ 245 mil al mes, el doble de lo que percibía en la Bombonera) se le suman los recientes arribos del holandés Clarence Seedorf, quien a los 36 años dejó el glamour de Milán para jugar en Río de Janeiro por Botafogo, cerca de la Barra de Tijuca y la playa de Ipanema, y de Diego Forlán, quien también cambió la Strada (rescindió con Internazionale, de Italia) por Brasil. El ex jugador de Independiente vestirá la camiseta de Inter, de Porto Alegre, tan roja como la del equipo de Avellaneda.
¿Qué tienen en común Forlán y Seedorf?
Sus sueldos millonarios:Diego Forlán firmó un contrato hasta 2015 por US$ 205 mil al mes. Seedorf, por su parte, llegó al estadio Engenhao en helicóptero, agradeció en portugués la bienvenida del público y hasta hizo jueguitos con la pelota. Fue su primer acto como jugador de Botafogo, club que le pagará cerca de US$ 400 mil por mes durante los dos años que durará su contrato.
¿Cuál es la receta para que los clubes brasileños piensen en repatriar grandes estrellas que juegan en Europa (como Nilmar, próximo a firmar con Internacional, o Alexandre Pato, pretendido por Flamengo) y puedan afrontar contratos con más de seis dígitos?
La respuesta está en el marketing y en la TV.
Desde hace unos años es común que las entidades se asocien con inversores privados, que ayudan a pagar los sueldos del plantel y auspician en la camiseta y en el estadio. Una figura de renombre garantiza espectadores, y éstos, visibilidad. Esa visibilidad hace rentable su inversión.
Los clubes se acostumbraron a montar grandes oficinas de marketing. Suelen tener relación directa con los sponsors, y en los contratos se incluye el llamado derecho de imagen: así, por cada publicidad en la que Forlán pose con la camiseta de Internacional, el 30% del dinero quedará en el club. Y si es la institución la que le acerca sponsors al futbolista, obtiene la mitad como comisión.
La otra respuesta al poderío económico está en la televisión: la red Globo abona US$ 500 millones por año para transmitir los partidos del torneo brasileño.
A modo de comparación,en Argentina el Fútbol Para Todos paga US$ 182,5; es decir, los clubes brasileños reciben casi tres veces más que los argentinos.
Según los analistas, el impulso económico del torneo brasileño seguirá durante los próximos años. De acuerdo con un estudio del diario Estado de Sao Paulo, el Brasileirao ya es el sexto torneo del mundo en movimiento económico, sólo detrás de Inglaterra (1º), Alemania (2º), España (3º), Italia (4º) y Francia (5º). Los expertos estiman que si la pelota sigue seduciendo a los inversores privados al mismo ritmo que en los últimos años, Brasil sobrepasará a Francia y se transformará en el quinto mercado de la pelota antes de 2014, cuando organice el próximo Mundial.
El movimiento generado por la Copa, sumado a los estadios remodelados y a una economía vigorosa le dará el último empujón al mercado brasileño. Entonces, el paradigma cambiará: Brasil, histórico exportador de talentos, sólo venderá cuando sea necesario.
38,6 millones de dólares gastó, en promedio, cada equipo brasileño en su plantel futbolístico durante la temporada 2011.
89% creció la deuda de los clubes de primera en los últimos cuatro años: de us$ 1020 millones, el rojo total pasó a us$ 1930 millones.
The paradox of insular language
Hace 1 año